Recuerdos

Primer Recuerdo: Recuerdo que mi abuelo me dejaba sentarme en su regazo mientras jugaba a las cartas con un grupo de abuelos, y me dejaba comer todas las galletas que yo quisiera. Fumaban habanos y hacían caras. Recuerdo que me parecía divertidísimo. Todos mis primeros recuerdos son sobre él. Siempre se alegraba de verme, me levantaba y se reía. Otro de los recuerdos es que a la edad de 3 años, estaba jugando con una vaca de juguete en la sala de mi antigua casa. El caniche de mi abuelo estaba allí y no tengo ni idea de por qué, pero recuerdo que puse la vaca en el suelo y metí mi meñique en la boca del perro. Me dio un ligero mordisco y recuerdo que sentí lo puntiagudos que eran sus dientes. No me lastimó, pero me asustó lo suficiente como para aprender a no volver a hacer tonterías como esas. 

Recuero tonto: Al cumplir 10 años de edad, vivi uno de los momentos mas gracioso de mi vida. 

Estaba de vacaciones junto con mi familia en Villa Gesell. Desde que yo nací, viajamos todos los veranos a la costa durante el mes de enero. Alquilamos una casa a dos cuadras de la playa junto con una familia amiga que la conocimos hace diez años atrás. A la mañana de mi cumpleaños fuimos al supermercado que quedaba cerca del departamento para comprar toda la comida necesaria para la noche. Teníamos pensado hacer un asado. Mi papá me dijo que yo vaya a la verdulería para comprar dos plantas de lechuga mientras él hacía cola en la carnicería para ahorrar tiempo. El problema es que yo entendí todo al revés y compre 2 kilos de lechuga en vez de lo que me había pedido. Mi papá al verme llegar al departamento con dos bolsas pesadas de lechuga se quedó sin palabras. Luego de unos segundo empezó a gritarme y a decirme que tenía que prestar más atención cuando me pide algo. Pero eso no fue solamente lo que ocurrió ese día.

Hacia la noche, nos sentamos en la mesa del patio para degustar el asado que había hecho el amigo de mi papá. Al poco tiempo comenzó a caer una lluvia torrencial, de las más fuertes que yo recuerdo. Rápidamente levantamos la mesa y nos fuimos para adentro del departamento. En ese momento mi papá me pidió que en la entrada de la puerta ponga un trapo de piso para no mojar al entrar. El problema es que en vez de ponerlo en la parte de adentro, lo coloque hacia afuera, en el piso del patio del complejo. Cuando el trapo se empezó a deslizar por el costado de la pared, mi padres y sus amigos empezaron a reírse a carcajadas. 


Recuerdo oscuro: Estaba cursando mi último año de secundaria en mi colegio, ubicado en el barrio Villa Urquiza. Al terminar el día, me fui caminando hacia mi casa ya que vivía cerca del mismo. Al llegar, note que mi mama no estaba, me dirigí hacia la parte de arriba de mi casa donde estaba su habitación y al entrar, la cama estaba sin hacer, el placard abierto y había ropa esparcida en el piso. Me pareció muy extraño pero bajé hacia la cocina y decidí prepararme la comida. A los 5 minutos sonó el teléfono. Era mi papá que tenía una noticia muy dolorosa. Sucede que a la mañana de ese día, un auto había atropellado a mi mama a dos cuadras de donde vivo. Sufrió una fractura expuesta en su tobillo derecho. Lo primero que me dijo es que por suerte ella estaba bien y eso me tranquilizó un poco. Rápidamente deje lo que estaba haciendo y me dirigí hacia la clínica donde estaba internada. 

Al llegar, estando un poco angustiado como era de esperarse, mi papá me estaba esperando afuera de la clínica. Al entrar en la habitación, mi mamá estaba llorando de dolor. El doctor nos comunicó que luego de ponerle los huesos en su lugar, debía ser operada. Recuerdo que durante toda la noche no pude dormir de los nervios que tenía para que saliera todo bien. Afortunadamente la operación fue todo un éxito. Le colocaron 5 tornillos y un arpón por la gravedad de lo sucedido. Nunca sentí tanto miedo como ese día cuando levanté el teléfono y recibí la noticia. 


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